Croce E, Haqtz Ch, Jonker E, Visser L, Jaeger K, Bühler S. Vaccine 2017;35: 1216-1226
Las vacunas vivas, en general, están contraindicadas en personas inmunodeprimidas debido a su presunta falta de seguridad. Es por ello que los autores llevan a cabo una revisión sistemática de la literatura que incluye ensayos clínicos, estudios observacionales y descripción de casos clínicos, para estimar la seguridad de estas vacunas en pacientes con enfermedades inflamatorias mediadas por mecanismos inmunes, trasplantes de órgano sólido (TOS), tratamientos inmunosupresores o en trasplantes de progenitores hematopoyéticos, TPH (en los dos años posteriores al trasplante). De 7305 artículos se seleccionaron 64 de los que 40 eran de inflamatorias, 16 de TOS y 8 de TPH. En la mayoría, la administración de vacunas atenuadas se consideró segura, aunque se registraron algunos efectos adversos graves. 32 pacientes desarrollaron una infección con la cepa vacunal, siendo leve en la mayoría de los casos. En cuanto a aquellos estudios que incluían datos de inmunogenicidad (43), la mayoría de los pacientes desarrollaron tasas satisfactorias de seroprotección, aunque varió según el tipo de tratamiento y la vacuna analizada. Los autores concluyen que aunque son, en general, seguras y suficientemente inmunógenas en la mayoría de los tratamientos inmunosupresores, las vacunas vivas deberían, en estas situaciones, administrarse solamente tras una cuidadosa evaluación de riesgos y beneficios. En los TPH, la vacuna triple vírica y la de varicela son seguras cuando se administran después de los dos años del mismo.