
Antònia Galmés, Jefa de servicio de Prevención de la Enfermedad, responsable del programa de vacunación de las Illes Balears, forma parte de la AEV desde hace cinco años y es vicepresidenta del Comité científico y organizador del XI Simposio de la sociedad científica.
¿Qué le llevó a formar parte de esta asociación?
Siempre había tenido interés por las vacunas: desde la Epidemiología de enfermedades transmisibles, la vigilancia epidemiológica y el control de brotes en este mismo campo, donde había pasado la mayor parte de mi vida profesional. En un momento dado surgió la oportunidad de trabajar en el programa de vacunación y por ello me decidí a formar parte de una asociación dedicada específicamente a la vacunología.
Forma parte de la organización del XI Simposio de Palma de Mallorca… ¿cómo afronta la celebración de este congreso?
Con ilusión y con la tranquilidad formar parte de un grupo de profesionales competentes, comprometidos y entusiastas cuyo esfuerzo y dedicación hará que el simposio sea un éxito.
¿Qué destacaría de la edición de este año?
Es difícil destacar un aspecto concreto. En estos últimos años hemos visto tantas novedades en vacunas que casi cuesta asimilarlas. De hecho, los compañeros clínicos nos comentan que la vacunación se ha complicado enormemente y que hace falta mucha más formación para trasladar los cambios a su práctica diaria. Quizás destacaría este aspecto, la contribución a un mejor conocimiento práctico de lo que tenemos entre manos.
¿Qué es lo más gratificante de poder formar parte de la organización de este Simposio?
¡Supongo que va a ser al final, cuando se confirme que haya sido un gran éxito! Mientras, y quizás más importante desde un punto de vista exclusivamente personal, es darte cuenta de que la organización de algo así te obliga a repensar ciertas cosas, a verlas desde otro punto de vista. También lo es encontrarme y trabajar con compañeros a los que valoro y respeto del punto de vista personal y profesional.
¿Qué le diría a los socios de la AEV que nos están leyendo para animarles a asistir al Simposio?
Que no se lo deben perder. Además del evidente valor científico, el simposio aporta algo intangible pero muy importante, que es el contacto personal entre compañeros con un interés profesional común. Y, por supuesto, el lugar. Palma es una ciudad preciosa y el Auditorium, donde se celebra el simposio, tiene una de las mejores terrazas frente al mar de la ciudad. Si además hay tiempo para visitar algún otro lugar de la isla, todavía mejor.