Con fecha 1 de septiembre, el Centro Europeo para la Prevención y Control de las Enfermedades (ECDC) ha publicado un documento en el que trata de proporcionar una serie de consideraciones relativas a la administración de terceras dosis de vacuna frente a la COVID-19 a las autoridades sanitarias de los países que conforman la Unión Europea/Espacio Económico Europeo. En él, se resumen brevemente la evidencia más reciente sobre la efectividad de las vacunas en la prevención de la infección sintomática y asintomática originadas por las variantes circulantes, sobre la duración de la inmunidad y sobre las políticas de vacunación que se están implementando en cada uno de los países en lo relativo a este asunto.
Como mensajes y elementos clave enfatiza en los siguientes:
- Los programas de vacunación frente a la COVID-19 deben continuar considerando como prioritaria la administración del régimen de vacunación recomendado a todas las personas elegibles.
- Las dosis de refuerzo en personas que respondieron adecuadamente a las series primarias de vacunación no son comparables a las dosis adicionales que pueden precisar aquellas personas con un sistema inmunitario debilitado que puede condicionar una respuesta subóptima al esquema de vacunación habitual. Es necesario matizar que las dosis de refuerzo se emplean para restaurar la protección después de que ésta haya disminuido en las personas que han completado una serie primaria de vacunación. Por otra parte, pueden administrarse dosis adicionales como parte de una serie de vacunación primaria a personas con sistemas inmunitarios gravemente debilitados, ya que es posible que tras la misma no se alcance un adecuado nivel de protección.
- Al evaluar la necesidad de posibles dosis de refuerzo desde la perspectiva de la salud pública, es importante tener en cuenta el objetivo principal de la estrategia de vacunación sigue siendo el de evitar los casos graves de COVID-19. La eficacia/efectividad de la vacuna en la prevención de la enfermedad grave debe elegirse preferiblemente como el resultado primario de interés para evaluar si existe una clara necesidad de aplicar una dosis de refuerzo en determinados grupos de población.
- La evidencia disponible en el momento actual con respecto a la efectividad de la vacuna y la duración de la protección conferida muestra que todas las vacunas autorizadas en la UE/EEE son altamente protectoras para evitar la hospitalización, enfermedad grave y muerte relacionada con la COVID-19, por lo que no hay urgencia en la necesidad de considerar la administración de dosis de refuerzo a la población general correctamente inmunizada.
- La opción de administrar una dosis de vacuna adicional a las personas inmunosuprimidas debe considerarse como una extensión de la serie de vacunación primaria y no como un refuerzo. Asimismo, se podría considerar la posibilidad de proporcionar una dosis adicional como medida de precaución a las personas mayores y frágiles, en particular a las que residen en entornos cerrados o están institucionalizadas.
- Debe considerarse la vacunación completa de todos los convivientes y contactos estrechos de las personas inmunodeprimidas y altamente vulnerables, incluida la de los profesionales que proporcionan cuidados o atención sanitaria.
- La monitorización de la efectividad vacunal debe continuar para perfilar mejor la posibilidad de infecciones “breakthrough”, particularmente entre las personas institucionalizadas y los grupos de personas más vulnerables de padecer COVID-19 grave. En caso de objetivarse una disminución sustancial en la efectividad en éstos, se deberán adoptar las decisiones oportunas en consecuencia.
- El distanciamiento físico, el empleo de mascarillas y la higiene de manos y respiratoria continúan siendo medidas fundamentales para reducir el riesgo de transmisión de SARS-CoV- 2, por lo que éstas siempre deben complementar la vacunación.
- Son necesarios datos más sólidos para implementar futuras políticas de administración de dosis de refuerzo. Las lagunas de conocimiento están particularmente relacionadas con: la correlación adecuada de protección a considerar para los diferentes grupos de población, el tiempo que debe transcurrir desde la serie de vacunación primaria hasta la administración de la dosis de refuerzo, la duración de la inmunidad en los diferentes grupos de edad y riesgo en función de las vacunas empleadas, su intervalo de aplicación, las variantes y la administración de un esquema de vacunación homólogo/heterólogo.
- Los beneficios y riesgos de las dosis de refuerzo deben describirse y compararse claramente. Los beneficios pueden incluir una mayor protección frente a la COVID-19 grave, leve o moderada, frente a la COVID prolongada, la infección por el SARS-CoV-2 y/o la transmisión del mismo. Los riesgos incluyen posibles problemas de seguridad y las implicaciones para la salud pública que pueden comportar, por ejemplo, el impacto en la confianza y aceptación de las vacunas o la disponibilidad global de las mismas.
- La comunicación sobre las posibles dosis adicionales debe considerarse cuidadosamente y proporcionarse de forma transparente, proactiva y clara para evitar afectar la confianza en la vacunación.
- En el contexto actual, muchos países luchan todavía por recibir y administrar suficientes dosis de vacuna a sus poblaciones, por lo que se debe prestar especial atención a este hecho, ya que podría empeorar aún más esta delicada situación si se opta por aplicar dosis de refuerzo de forma generalizada en los países de la UE/EEE.