Tras el brote de tos ferina de 2010-2011 los investigadores del Kaiser Permanente del Norte de California evaluaron si el riesgo de enfermedad en los niños de 10 a 17 años difería entre los que habían recibido previamente DTPw respecto de los que habían recibido DTPa en los dos primeros años de la vida, mediante un estudio de casos y controles llevado a cabo en sujetos nacidos entre 1990 y 1994. Observaron que aquellos que habían recibido 4 dosis de DTPw era menos probable que tuvieran tos ferina PCR positiva que los de 4 de DTPa o pautas mixtas de ambas vacunas. La disminución en la recepción del número de dosis de DTPw se asoció significativamente con un incremento del riesgo de padecer tos ferina. Concluyeron que los adolescentes que habían recibido en la primera infancia vacuna de célula entera se encontraban más protegidos durante el curso de un brote.