Desde el punto de vista de la salud pública las vacunas han demostrado ser implacables con enfermedades que hace menos de un siglo causaban estragos, una eficacia no exenta de efectos secundarios que ha derivado en el rechazo de muchas familias a inmunizar a sus hijos. La erradicación en países desarrollados de males antes comunes como la polio y el sarampión y la mejora generalizada de la calidad de vida ha alimentado el auge del movimiento antivacunación que, si bien no es nuevo, se ha arraigado en comunidades de clase media-alta de EE.UU. En California hay escuelas en las que un 30 % de los alumnos, según datos del departamento estatal de Sanidad, no están vacunados por decisión de los padres, un porcentaje alarmante a ojos de las autoridades, ya que resta efectividad a los esfuerzos por mantener a raya la transmisión de virus. Un reciente brote de sarampión con epicentro en el parque Disneyland en California y que ha afectado a al menos 70 personas de cuatro estados, ha vuelto ha reavivar el debate sobre defensores y detractores de la inmunización.
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Autor: Asociación Española de Vacunología
Asociación científica dedicada a la formación e información sobre vacunas destinada a profesionales sanitarios y público en general.