En la revista Nature Communication investigadores del Imperial College de Londres han cuantificado las respuestas inmunes de células T específicas para la Spike, la nucleocápside, la cubierta y los epítopes ORF1 que tenían inmunidad cruzada frente a coronavirus estacionales, inmediatamente después de una exposición domiciliaria al SARS-CoV-2 en 52 contactos. La frecuencia basal de células T con reactividad cruzada se correlacionó con la evolución tras la exposición al virus de manera que los contactos que permanecieron negativos a la PCR eran los que significativamente tenían células T reactivas de memoria con mayor frecuencia frente a la nucleocápside. Este hecho implicaría que la asociación de estas células T de memoria circulantes preexistentes con inmunidad cruzada a antígenos distintos a la Spikesupone la primera evidencia del papel protector frente a la COVID-19 en contactos naïve. Adicionalmente, abriría las puertas a vacunas de segunda generación que incluyeran antígenos distintos a la Spike como ORF y la nucleocápside, que evitarían los escapes inmunitarios de las variantes observados con las actuales vacunas.