A propósito de los resultados de vigilancia de la enfermedad neumocócica invasora (ENI) en Francia, K. Klugman, miembro de la Gates Foundation, escribe unos comentarios en The Lancet Infectious Diseases acerca de la conveniencia de disponer de vacunas de tercera generación.
En el país vecino han asistido a un importante incremento de la ENI entre 2015 y 2017 en niños y adultos, a pesar de que la vacunación infantil ha evitado más de 44.000 casos. Un fenómeno similar de reemplazo se ha constatado en Suecia, Reino Unido y Alemania, en claro contraste con la estabilización de los serotipos no vacunales en los Estados Unidos. Por motivos nada claros, la reducción en los tipos vacunales tras la introducción de PnC13 no ha sido tan patente como la ocurrida con PnC7 (casos de ENI del 6.7% por los siete serotipos vs 22.7% de casos por los seis adicionales), y aunque estos tipos vacunales residuales siguen constituyendo un problema, la gran preocupación son los serotipos emergentes, que, con el tiempo, pueden revertir las ganancias conseguidas.
Hasta no disponer de vacunas proteicas universales, se hace patente la necesidad de vacunas de tercera generación que incluyan mayor número de serotipos. A este respecto, no muy tarde se comercializarán las vacunas de 15 (Merck), de 20 (Pfizer) y de 24 (Merck y Affinivax). Con estas valencias ampliadas y según los datos franceses, su uso, en teoría, reduciría las ENI por tipos no vacunales desde un 41.8% a un 34.9%, 14.2% y 8.6% con el uso de las vacunas de 15, 20 y 24 serotipos, respectivamente. Otra compañía, Vaxcyte, anunció el pasado mayo que ensaya una vacuna en fase preclínica de 30 serotipos.