Kan V, Joyce P, Benator D, Agnes K, Gill J, Irmler M, Clark A et al. Clin Infect Dis 2015;60:341-348.
Palabra clave: Rabia. Vacunación. Contactos. Sanitarios.
A pesar de que la trasmisión de la rabia a un sanitario no se ha documentado en ninguna instancia, persiste el temor entre los que le han atendido respecto de un posible contagio. Por ello los autores describen como evalúan el riesgo y la profilaxis postexposición de los expuestos tras un caso en su hospital y repasan, además, la literatura publicada al respecto. Su sistemática de evaluación del riesgo incluye la identificación del sanitario, la notificación al mismo, la evaluación utilizando herramientas del departamento local de salud, un despistaje del virus en orina y la profilaxis cuando estaba indicada. A propósito de un trasplantado renal que se identificó como un caso de rabia, se evaluaron un total de 222 trabajadores, iniciándose el proceso en las primeras dos horas de la confirmación de la rabia en el caso índice. El 95% se evaluó en los primeros 8 días. Se encontraron ocho exposiciones de alto riesgo relacionadas con contacto con piel o mucosas con las secreciones del paciente. Nueve (4%) recibieron profilaxis postexposición con buena tolerancia y otros sanitarios sin contacto directo con el paciente buscaron consejo. Los autores concluyen que una exposición representa una causa de angustia en los trabajadores que lo han atendido, lo que requiere una evaluación rápida y exhaustiva. Dada su experiencia y la literatura consultada, abogan por una aproximación conservadora respecto del uso de la profilaxis postexposición.