Rosario Cáceres: «En las zonas desfavorecidas es donde más sentido tiene nuestra profesión»

30/05/2023

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Rosario Cáceres trabaja en el Colegio de Farmacéuticos de Sevilla y forma parte, como tesorera, de la Junta Directiva de la Asociación Española de Vacunología. 

¿Desde hace cuánto eres socia de la AEV?
Desde 2016.

¿Qué te llevó a formar parte de esta asociación?
Pues lo primero fue que me permitieran formar parte de la asociación siendo farmacéutica. Cuando comencé en el mundo de la Vacunología no encontré asociaciones científicas tan multidisciplinares, aunque parezca extraño. Hoy por hoy, no puedo estar más orgullosa de formar parte de esta asociación donde he crecido profesionalmente y me he sentido siempre tan bien acogida.

Fuiste la primera farmacéutica en formar parte de la Junta Directiva de la AEV, ¿por qué es importante que los profesionales de la farmacia estén representados en esta entidad?

Porque el farmacéutico es el profesional del medicamento y las farmacias son los centros sanitarios más cercanos a la población. La farmacia es clave ya que, en primer lugar, dispensa vacunas, detecta posibles contraindicaciones o errores de prescripción, fomenta la adherencia en próximas dosis, hace seguimiento de los pacientes vacunados, pero también identifica pacientes susceptibles de recibir determinadas vacunas, lucha contra los bulos, aclara dudas, refuerza campañas…E incluso en un futuro podría administrarlas, como ya se hace en los países del entorno.

¿En qué consiste el proyecto ‘Farmacia y comunidad’ que lleváis a cabo con Cáritas?

Cáritas, en todas las parroquias, entre otras muchas acciones, ayuda a sus usuarios con el pago de la aportación de los medicamentos que tienen prescritos o con medicamentos o productos sanitarios no financiados. Nosotros, como farmacéuticos, aprovechamos ese recurso para acompañar a los pacientes en su proceso de salud. Y dentro de las acciones que llevamos a cabo con estas personas, revisamos su calendario vacunal y el de sus hijos y derivamos al centro de salud para que reciban las vacunas. Se trata de un proyecto de tres socios de la AEV.

¿Qué es lo más gratificante de tu trabajo?

Todo el que trabaja en una zona desfavorecida sabe que la salud depende más del código postal que del código genético. Si la prevención es importante en toda la población, en estas zonas es clave, pero, paradójicamente, encontramos más barreras a la hora del acceso a las vacunas, así que el ser capaces de llegar a pacientes crónicos o de riesgo sin vacunar y que se vacunen es una alegría enorme. Si ser farmacéuticos nos apasiona, en estos barrios es donde más sentido tiene nuestra profesión.

¿Un consejo para un nuevo socio de la AEV?

Le aconsejaría que aprovechase el conocimiento que proporciona la AEV. El nivel profesional, que se traslada a las formaciones, publicaciones, congresos, simposios, es un lujo para seguir aprendiendo día a día. Que se inscriba a los cursos, que venga a los encuentros científicos, y que anime a sus colegas a asociarse. Pocas asociaciones ofrecen tanto por tan poco. ¡Bienvenido!


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