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Seis opiniones sobre cuándo finalizará la pandemia

Tras una rueda de prensa ofrecida por el Director General de la O.M.S.  en la que subrayó que aunque comenzamos a imaginarnos como sería el final de la pandemia, todavía tenemos para rato, en Helio Infectious Diseases News se entrevista a expertos norteamericanos en enfermedades infecciosas a fin de que manifiesten su opinión sobre cuánto va a durar, qué nos puede indicar que se acerca el final y qué directrices, si es que existen,  nos indicarán cuando es apropiado acabar con las medidas de control.

Abrió la ronda Cornelius Clancy, profesor asociado de medicina de la Universidad de Pittsburgh. Anticipa que la pandemia durará otros dos años o hasta que se alcance la inmunidad comunitaria por medio de la infección natural o de la vacunación. En los Estados Unidos durará un poco más que en países de estándares económicos similares, a menos que sea el primero en disponer de cantidades enormes de una vacuna, que inmunicen a prácticamente toda la población y que no la compartan con el resto del mundo. Piensa que se observará un repunte para el próximo otoño-invierno, momento en el que surgirá una pregunta clave: ¿cómo de mala será la temporada gripal? El indicador que apuntaría a un final podría ser acercarse a un 60% de la población infectada.

Aaron Glatt, jefe de enfermedades infecciosas y epidemiólogo hospitalario del Mount Sinai South Nassau y profesor de medicina del Icahn School of Medicine at Mount Sinai cree imposible predecir con la más mínima precisión cuando veremos el final de esta tremenda pandemia. Se aventura a proporcionar predicciones no solo para su país, sino también para el resto del mundo. Incide en que se está luchando con las manos atadas contra un letal enemigo y que la única manera de controlar el COVID-19 -en tanto no se disponga de una vacuna segura y eficaz o de un tratamiento definitivo- es mediante la distancia social.

Aunque esta distancia es una herramienta efectiva, está originando agitación espiritual y económica, desempleo, retrasos en los cuidados médicos no urgentes y en los programas de cribado y disrupciones en los sistemas educativos. En definitiva, está impactando negativamente en nuestras vidas.

No piensa que la sociedad pueda continuar así durante mucho más tiempo y que solo la tecnología, además de las oraciones, será la solución. A este respecto su mejor deseo es que para comienzos de 2021 se disponga de una vacuna segura y efectiva.

Jean Marrazo, directora de la división de enfermedades infecciosas de la University of Alabama at Birmingham School of Medicine desearía tener una bola de cristal para poder predecir el final de la pandemia. Todo dependerá de las oportunidades de transmisión en la comunidad que, a su vez, dependerán de la prevalencia infecciosa y de la densidad de las aglomeraciones en relación a la dinámica espacial (interiores o exteriores). Con muchos infectados en áreas densamente pobladas y con alto potencial de transmisiones significativas, seguirán apareciendo brotes de distinta magnitud. En caso contrario, seguirá habiendo un goteo de casos hasta que aparezca una vacuna, se agoten las exposiciones de las personas susceptibles -mediante estricta distancia social-  o se disponga de inmunidad comunitaria, algo que no pinta nada bien.

Para Gitanjali Pai, doctora en enfermedades infecciosas en el Memorial Hospital and Physicians’ Clinic in Stilwell, Oklahoma, se está pagando el precio de la falta de interés en la Salud Pública y en la falta de inversiones en infraestructuras sanitarias. A día de hoy, no se conoce si se está al final del comienzo o al comienzo del final de la pandemia. Es muy arriesgado pronosticar cuándo se saldrá de esta situación por dos motivos. En primer lugar, porque hay muchas diferencias entre esta pandemia y otros brotes previos por coronavirus, especialmente en lo relativo a la transmisión pre o asintomática. En segundo lugar, porque a diferencia de anteriores epidemias, son mayores los efectos que sobre la transmisión, el tratamiento y la prevención están jugando la falta de tests diagnósticos universales, una medicación eficaz y las condiciones socioeconómicas.

Si se atiende a la historia, casi todas las enfermedades se mantienen hasta que aparece una vacuna efectiva o el virus muta de tal manera que pierde su virulencia, y aunque ahora disponemos de mejores armas que nunca, supone un reto monumental disponer “en tiempo” de una vacuna efectiva.

Raghavendra Tirupathi es profesor de prevención de la infección en Penn State University School of Medicine. Considera que es muy difícil predecir lo cerca o lejos que nos encontramos del final de la pandemia, aunque es de la opinión que todavía nos encontramos en las fases iniciales. La mitigación de la curva solamente ocurrirá cuando se disponga de tests diagnósticos precisos, de robustas infraestructuras de salud pública para aislamiento y trazabilidad, mejores terapias, capacidad hospitalaria y de vacunas efectivas que proporcionen inmunidad duradera.

Actualmente solo se dispone de la distancia social como la única medida efectiva no farmacéutica y se debe aprender de la historia: cuando se relajaron estas medidas tras la primera oleada de la pandemia gripal de 1918, volvió en forma de una segunda oleada. Un indicador que podría advertir que el fin de la pandemia está próximo lo podría representar una inmunidad comunitaria del 66% de la población, bien por la propia infección o por la vacunación. La pregunta sería: ¿Cómo conseguiríamos esa inmunidad natural? De tres maneras, bien dejando que la pandemia siga su curso, aunque a un coste enorme de vidas humanas, bien permitiendo que ocurran casos en algunas partes del país eliminando intermitentemente las restricciones, o bien manteniendo una intensa distancia social hasta que se descubra una o varias vacunas efectivas.

De momento, Tirupathi piensa que para afirmar que estamos cerca del fin de la pandemia, tendremos que asistir en las próximas semanas a una tendencia descendiente en el número de casos y a un periodo de transición sin nuevos casos. “Si se relajan las medidas de distanciamiento, nos encontraremos en una situación desfavorable en el próximo otoño”.

El último entrevistado es Paul Volberding, profesor de medicina y director del AIDS Research Institute at the University of California de San Francisco. Es de la opinión que la pandemia todavía tiene recorrido para muchos meses e incluso muchos años. Debido a su amplia distribución mundial, solo una vacuna muy efectiva puede cambiar la trayectoria de la misma para conseguir el control total. Pero aun con ella, seguiremos luchando contra los antivacunas y contra los oponentes por razones culturales o religiosas. Conoceremos que los esfuerzos para acabar con la pandemia están teniendo éxito cuando los programas de tests y de seguimiento muestren una reducción sustancial y sostenida en la incidencia y en los fallecimientos. Pero pudiera ser que no observasen esas tendencias positivas en los países de baja renta, que además, están inmersos en guerras y pobreza, con importantes dificultades de acceso a la literatura científica.

Espera, por último, que las medidas de control de la infección hayan demostrado su poder, de manera que convenzan a los líderes mundiales para que en esta, y en próximas pandemias, esas medidas estén permanentemente financiadas y que no caigan en el olvido cuando el COVID-19 sea historia.

 

Traducido y adaptado por José A. Navarro-Alonso M.D.

Pediatra. Comité Editorial A.E.V.

(Prohibida la reproducción total o parcial de este artículo, sin citar su fuente original. José Antonio Navarro-Alonso M.D. Asociación Española de Vacunología)