Una App recoge los efectos adversos de la vacuna y el momento y grado de la protección frente al SARS-CoV-2
En la revista The Lancet Infectious Diseases se recoge un muy interesante artículo proveniente del Reino Unido en el que se exponen los resultados de la reactogenicidad de las vacunas frente a la COVID-19 y la infección por SARS-CoV-2 en usuarios de la app COVID Symptom Study. La app, gratuita, surge de una iniciativa comunitaria diseñada para capturar longitudinalmente datos relativos a la pandemia; y en ella, están dados de alta más de 4.5 millones de contribuyentes. Tras identificarse, los usuarios registran diariamente su estado de salud, los resultados de las pruebas de la COVID-19, información demográfica y comorbilidades.
Se identificaron 627.383 usuarios que habían sido vacunados entre el 8 de diciembre y el 10 de marzo, de los que el 55% habían recibido Vaxzevria y el 45% Comirnaty (el 10% de estos registró una segunda dosis). Refirieron efectos adversos locales el 66.2% y sistémicos el 25.4%, siendo los más comunes el cansancio y las cefaleas, especialmente en las primeras 24 horas tras el pinchazo. Curiosamente ambos tipos de reacciones en este estudio prospectivo observacional comunitario de cohortes fueron menos frecuentes que los detectados en la fase III de los ensayos clínicos. Los sistémicos fueron más habituales en los de 55 años o menos y en mujeres. Consistente, también, con los ensayos clínicos, esos efectos fueron más frecuentes tras las segundas dosis de Comirnaty.
En aquellos que referían una infección previa por SARS-CoV-2 la vacunación se asoció con una incidencia incrementada de efectos adversos. En los que recibieron Comirnaty, el 35.8% de los 14.369 que previamente se habían infectado tuvieron una reacción sistémica respecto al 12.3% de los no infectados con anterioridad. Estos mismos hallazgos se registraron para la vacuna Vaxzetria: el 53.1% de aquellos con antecedentes de infección reportaron un efecto sistémico frente al 32.9% de los que no los tuvieron. Ello podría explicar la existencia de una inmunidad preexistente en los que sufrieron la enfermedad que aumentó la reactogenicidad.
Al analizar los tests positivos al SARS-CoV-2 (PCR o test de flujo lateral) en los usuarios vacunados y no vacunados, se encontró que la protección frente a la infección apareció tan pronto como a los doce días tras recibir la vacuna. Una dosis única de Comirnaty redujo el riesgo de infección en comparación con los controles no vacunados en un 58% a los 12-20 días, 69% a los 21-44 días y 72% a los 45-59 días tras la vacunación. De una manera similar, el riesgo de infección se redujo tras Vaxzevria en un 39% entre los días 12 a 20 y en un 60% entre los días 21 a 44. Estos hallazgos, según los autores de una editorial acompañante, apoyan las estrategias que han optado por retrasar la segunda dosis de vacuna al objeto de maximizar el despliegue de las primeras dosis.
En la mencionada editorial se concluye que el estudio proporciona información muy valiosa para los sanitarios y para el público en general, y que en esta era de rápida diseminación de la información, la comunicación de la “buena ciencia” tiene un papel crucial para reforzar la confianza del público y mejorar, de esa manera, las coberturas de vacunación.
La naturaleza independiente de este estudio liderado por la comunidad proporciona tranquilidad a los ciudadanos reticentes a confiar en los hallazgos de los ensayos clínicos precomercialización liderados por las grandes compañías farmacéuticas.
Traducido y adaptado por José A. Navarro-Alonso M.D.
Pediatra. Comité Editorial A.E.V.